Estados Unidos practica con los migrantes una especie de esclavitud moderna, que ha sido ampliamente aceptada y en la que los latinos hacen parte de una ecuación perversa, donde sólo ganan los empresarios y la productividad nacional.

Por Humberto Tobón*. - Los empresarios que con tanto entusiasmo votaron por Donald Trump para Presidente de Estados Unidos, están sintiendo el efecto de sus decisiones en materia migratoria, pues los ha dejado sin la posibilidad de contar con suficiente mano de obra barata, que normalmente ha sido usada en trabajos con una alta exigencia física y con horarios de esclavitud.

Los que se han enriquecido explotando a hombres y mujeres venidos de países pobres, están teniendo que contratar nativos norteamericanos, bastante inexpertos en la mayoría de trabajos rudos, a quienes deben pagar hasta tres veces lo que normalmente le cancelan a aquellos.

El trato inhumano que reciben los trabajadores migrantes e indocumentados por parte, especialmente, de los empresarios del sector agrícola, ha quedado registrado en las estadísticas oficiales en varios estados norteamericanos, donde el número de muertes por exceso de trabajo, malnutrición y deshidratación, crece exponencialmente, sin que haya efectos judiciales.

A los problemas de los empresarios del campo se suma la crisis del sector de la construcción, que es altamente intensiva en mano de obra y donde un porcentaje bastante alto de los operarios son migrantes, la mayoría de ellos indocumentados, que se han venido escondiendo de las autoridades para evitar ser deportados. Esos constructores también se han unido a las voces del empresariado pidiéndole al Gobierno Federal que morigere sus políticas migratorias.

Pero más allá de los problemas que viven las economías agrícola, industrial y comercial, está el drama de las familias que requieren los servicios de personal de cuidado y servicios de aseo.

Este ejemplo basta para entender la dimensión del problema que viven millones de hogares. Una familia residente en Chicago, integrada por un ejecutivo nortemaericano, una profesora colombiana nacionalizada, dos niños menores de seis años y una abuela con alzheimer (83 años) y problemas de movilidad, no han podido encontrar cuidadores permanentes en las últimas seis semanas. Quienes prestaban el servicio eran mexicanas y dominicanas, que no volvieron, por temor a ser arrestadas. Los pocos trabajadores que han atendido su requerimientos, lo hacen cobrando tarifas demasiado altas.

Estados Unidos practica con los migrantes una especie de esclavitud moderna, que ha sido ampliamente aceptada y en la que los latinos hacen parte de una ecuación perversa, donde sólo ganan los empresarios y la productividad nacional, dejándoles las migajas a esos ejércitos de trabajadores que apenas sí logran sobrevivir en residencias baratas y barrios peligrosos, tratando de conservar unos ahorros que son enviados como remesas a sus países de origen, buscando aliviar las necesidades de sus familiares.

Aunque el presidente Trump ha dado marcha atrás en algunas medidas arbitrarias que ha tomado, especialmente con los aranceles sobre los automóviles y otros sectores de la economía, su posición de desterrar a los migrantes indocumentados, e incluso a migrantes legales, se ha vuelto mucho más radical e impetuosa.

Pereira, 12 de marzo 2025

Economista, comunicador social y experto en finanzas. Consultor y coordinador del proyecto Objetivo de Desarrollo del Milenio del Programa de Naciones Unidas en Colombia. Actual gerente de la RAP Eje cafetero.

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